Continúa con notable éxito y por segundo día la huelga que camioneros y pescadores iniciaron en protesta por el alza del combustible.Creo, aunque es mucho suponer, que el paro en el sector del transporte por carretera conseguirá sacar al Gobierno de esta siesta en la que se había instalado desde que tomó posesión.
Supongo que después de lo sucedido ayer en muchas rutas, en las vías de circunvalación de las principales ciudades y en los puestos fronterizos, en la Moncloa ya se habrán dado cuenta de que estamos ante un fenómeno muy mediático, con una gran trascendencia para los ciudadanos, que se han apresurado a ir a las gasolineras y a los supermercados.
Y es que un paro de este tipo puede poner contra las cuerdas a cualquier Gobierno y más a este que andaba en plena modorra. Los problemas de los diversos subsectores que hay dentro del transporte son muchos, pero actualmente priman dos: la subida del gasóleo y la falta de trabajo para numerosos grupos, fundamentalmente de autopatronos y autónomos, en diversas provincias.
Pero este no es el único colectivo que lo está pasando mal. La mayor parte de la flota pesquera permanece amarrada en sus puertos y las organizaciones agrarias han amenazado con movilizaciones. La pregunta de ahora mismo es muy sencilla ¿qué puede y qué piensa hacer el Gobierno, porque no parece que tenga mucho margen de maniobra? Por el contrario, la solución es muy difícil.
